LA GLORIA DE DIOS

779. Es bueno dar gloria a Dios, sin tomarse anticipos (mujer, hijos, honores...) de esa gloria, de que gozaremos plenamente con El en la Vida...

Además, El es generoso... Da el ciento por uno: y esto es verdad hasta en los hijos. -Muchos se privan de ellos por su gloria, y tienen miles de hijos de su espíritu. - Hijos, como nosotros lo somos del Padre nuestro, que está en los cielos.

780. "Deo omnis gloria". -Para Dios toda la gloria. -Es una confesión categórica de nuestra nada. El, Jesús, lo es todo. Nosotros, sin El, nada valemos: nada.

Nuestra vanagloria sería eso: gloria vana; sería un robo sacrílego; el "yo" no debe aparecer en ninguna parte.

781. Sin mí nada podéis hacer, ha dicho el Señor. -Y lo ha dicho, para que tú y yo no nos apuntemos éxitos que son suyos. -"Sine me, nihil!..."

782. ¿Cómo te atreves a emplear ese chispazo del entendimiento divino, que es tu razón, en otra cosa que no sea dar gloria a tu Señor?

783. Si la vida no tuviera por fin dar gloria a Dios, sería despreciable, más aún: aborrecible.

784. Da "toda" la gloria a Dios. -"Exprime" con tu voluntad, ayudado por la gracia, cada una de tus acciones, para que en ellas no quede nada que huela a humana soberbia, a complacencia de tu "yo".

785. "Deus meus es tu, et confitebor tibi: Deus meus es tu, et exaltabo te". -Tú eres mi Dios, y te confesaré: Tú eres mi Dios, y te exaltaré. -Hermoso programa..., para un apóstol de tu talla.

786. Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera del deseo divinísimo de dar gloria a Cristo y, por El y con El y en El, al Padre y al Espíritu Santo.

787. Rectifica, rectifica. -¡Tendría tan poca gracia que ese vencimiento fuera estéril porque te has movido por miras humanas!

788. Pureza de intención. -Las sugestiones de la soberbia y los ímpetus de la carne los conoces pronto... y peleas y, con la gracia, vences.

Pero los motivos que te llevan a obrar, aun en las acciones más santas, no te parecen claros... y sientes una voz allá dentro que te hace ver razones humanas..., con tal sutileza, que se infiltra en tu alma la intranquilidad de pensar que no trabajas como debes hacerlo -por puro Amor, sola y exclusivamente por dar a Dios toda su gloria.

Reacciona en seguida cada vez y di: "Señor, para mí nada quiero. -Todo para tu gloria y por Amor".

789. Sin duda que has purificado bien tu intención, cuando has dicho: renuncio desde ahora a toda gratitud y pago humanos.