PROSELITISMO

790. ¿No gritaríais de buena gana a la juventud que bulle alrededor vuestro: ¡locos!, dejad esas cosas mundanas que achican el corazón... y muchas veces lo envilecen..., dejad eso y venid con nosotros tras el Amor?

791. Te falta "vibración". -Esa es la causa de que arrastres a tan pocos. -Parece como si no estuvieras muy persuadido de lo que ganas al dejar por Cristo esas cosas de la tierra.

Compara: ¡el ciento por uno y la vida eterna! -¿Te parece pequeño el "negocio"?

792. "Duc in altum". -¡Mar adentro! -Rechaza el pesimismo que te hace cobarde. "Et laxate retia vestra in capturam" -y echa tus redes para pescar.

¿No ves que puedes decir, como Pedro: "in nomine tuo, laxabo rete" -Jesús, en tu nombre, buscaré almas?

793. Proselitismo. -Es la señal cierta del celo verdadero.

794. Sembrar. -Salió el sembrador... Siembra a voleo, alma de apóstol. -El viento de la gracia arrastrará tu semilla si el surco donde cayó no es digno... Siembra, y está cierto de que la simiente arraigará y dará su fruto.

795. Con el buen ejemplo se siembra buena semilla; y la caridad obliga a sembrar a todos.

796. Pequeño amor es el tuyo si no sientes el celo por la salvación de todas las almas. -Pobre amor es el tuyo si no tienes ansias de pegar tu locura a otros apóstoles.

797. Sabes que tu camino no es claro. -Y que no lo es porque al no seguir de cerca a Jesús te quedas en tinieblas. -¿A qué esperas para decidirte?

798. ¿Razones?... ¿Qué razones daría el pobre Ignacio al sabio Xavier?

799. Lo que a ti te maravilla a mí me parece razonable. -¿Que te ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu profesión?

Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las redes: a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores...

Y, ¡asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos.

800. La mies es mucha y pocos los operarios. -"Rogate ergo!" -Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe operarios a su campo.

La oración es el medio más eficaz de proselitismo.

801. Aún resuena en el mundo aquel grito divino: "Fuego he venido a traer a la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda?" -Y ya ves: casi todo está apagado...

¿No te animas a propagar el incendio?

802. Querrías atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio, a aquel otro poderoso, a aquel lleno de prudencia y virtudes.

Ora, ofrece sacrificios y trabájalos con tu ejemplo y con tu palabra. -¡No vienen! - No pierdas la paz: es que no hacen falta.

¿Crees que no había contemporáneos de Pedro, sabios, y poderosos, y prudentes, y virtuosos, fuera del apostolado de los primeros doce?

803. Me han dicho que tienes "gracia", "gancho", para atraer almas a tu camino.

Agradécele a Dios ese don: ¡ser instrumento para buscar instrumentos!

804. Ayúdame a clamar: ¡Jesús, almas!... ¡Almas de apóstol!: son para ti, para tu gloria.

Verás como acaba por escucharnos.

805. Oye: ahí... ¿no habrá uno... o dos, que nos entiendan bien?

806. Dile, a... ése, que necesito cincuenta hombres que amen a Jesucristo sobre todas las cosas.

807. Me dices, de ese amigo tuyo, que frecuenta sacramentos, que es de vida limpia y buen estudiante. -Pero que no "encaja": si le hablas de sacrificio y apostolado, se entristece y se te va.

No te preocupe. -No es un fracaso de tu celo: es, a la letra, la escena que narra el Evangelista: "si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes, y dáselo a los pobres" (sacrificio)... "y ven después y sígueme" (apostolado).

El adolescente "abiit tristis" -se retiró también entristecido: no quiso corresponder a la gracia.

808. "Una buena notica: un nuevo loco..., para el manicomio". -Y todo es alborozo en la carta del "pescador".

¡Que Dios llene de eficacia tus redes!

809. Proselitismo. -¿Quién no tiene hambre de perpetuar su apostolado?

810. Ese afán de proselitismo que te come las entrañas es señal cierta de tu entregamiento.

811. ¿Te acuerdas? -Hacíamos tú y yo nuestra oración, cuando caía la tarde. Cerca se escuchaba el rumor del agua. -Y, en la quietud de la ciudad castellana, oíamos también voces distintas que hablaban en cien lenguas, gritándonos angustiosamente que aún no conocen a Cristo.

Besaste el Crucifijo, sin recatarte, y le pediste ser apóstol de apóstoles.

812. Me explico que quieras tanto a tu Patria y a los tuyos y que, a pesar de esas ataduras, aguardes con impaciencia el momento de cruzar tierras y mares -¡ir lejos!- porque te desvela el afán de mies.