Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo preferido, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre"... Jesús dijo: "Todo está cumplido". E, inclinando la cabeza, expiró.

(Jn 19,26-27.30)