VERSÍCULOS PARA CADA DECENA

Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (Lc 1,38)

 

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! (Lc 1,42)

 

Os anuncio una gran alegría. (Lc 2,10)

 

Lo llevaron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor. (Lc 2,22)
Prometo rezar el Rosario cada día.

 

¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme en los asuntos de mi Padre? (Lc 2,49)

 

No se haga mi voluntad, sino la tuya. (Lc 22,42)

 

Pilato mandó azotar a Jesús. (Jn 19,1)

 

Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. (Jn 19,2)

 

Jesús quedó en manos de los judíos y, cargado con la cruz, salió hacia el lugar llamado la calavera, en hebreo Gólgota, donde lo crucificaron. (Jn 19,17-18)

 

Ahí tienes a tu madre. (Jn 19,27)

 

No está aquí. Ha resucitado, como dijo. (Mt 28,6)

 

Jesús, el Señor, después de haber hablado con ellos, subió al cielo y se sentó a la diestra de Dios. (Mc 16,19)

 

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo. (He 2,4)
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

 

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes. (Lc 1,48-49)

 

Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. (Ap 12,1)